Imagens
Octubre 2010. Hallaç. Cráter del meteoro.
A 9 kilómetros de la frontera entre Turquía e Irak, en un área sembrada de baterías antiaéreas y tanques, se encuentra este cráter de 35 metros de diámetro que convertí en la mina de las adamantas de mi novela. Lo descubrí en Google Earth, pero visitarlo confirmó mi elección en el acto.
Diciembre 2009. Catedral de Santiago.
Alguien me dijo que en la noche del 30 de diciembre previa a cada año Jacobeo se celebraba en la catedral una singular ceremonia en la que se procesionaban los supuestos restos del apóstol Santiago. Y hasta allá fui. De incógnito. Aquel "salto" sirvió para redondear mi escena del tiroteo dentro del templo, al inicio de El ángel perdido.
Julio 2009. Noia. Sepulcro de Ioan de Estivadas.
Tres días en la Costa da Morte bastaron para convencerme de que la iglesia de Santa María a Nova era el lugar perfecto para esconder un "secreto simbólico". Sus lápidas centenarias sembradas de signos sin descifrar y esa tumba con un mensaje escrito al revés eran ideales para mi trama.
Marzo 2007. Washington DC. Cementerio de Arlington.
Tercera visita al camposanto más famoso de los Estados Unidos. De la investigación de algunos de sus "huéspedes" surgieron algunos de los nombres y personalidades que he deslizado en mi novela. Cerca de allí está la Casa Blanca, importante también en la trama de El ángel perdido.
Escudo de Noia.
El escudo de Noia que se exhibe en su Ayuntamiento muestra inequívocamente el Arca de Noé.
Gilgamesh. Catedral de Santiago.
Sosteniendo el parteluz del Pórtico de la Gloria hay una imagen de un hombre que domina a dos leones. Algunos han visto en él una alusión a Adán, pero en la mitología sumeria quien domina a dos leones de ese modo es Gilgamesh, el primer héroe del Diluvio conocido. Hoy se acepta esa interpretación, pero de Gilgamesh Occidente no supo nada hasta el descubrimiento de su epopeya en el siglo XIX. ¿Qué hace entonces en Santiago, en una obra medieval?
Campus Stellae. Catedral de Santiago.
Bajo este monumento de Jesús León Vázquez, instalado en 1999 en la catedral, se desarrolla el primer tiroteo de mi novela. La obra muestra el vínculo íntimo entre el Camino de Santiago y la Vía Láctea, uno de los ejes de mi novela Las puertas templarias y un guiño a mis lectores más atentos a los detalles.
